Aunque a Elena ese tipo de personas le ponía enferma no podía negar que sentía cierta envidia. Individuos que se creían poseedores de la verdad absoluta sin conocimiento alguno y que se sentían tocados de la mano de dios. Sí, eran seres ignorantes y sin talento pero tenían el don de encandilar, de convencer a lo demás, de suscitar un respeto y una admiración inmerecidos.
Claro, dices eso de mí porque yo tengo éxito y tú no. Yo vivo (y muy bien) de mi obra y tú vives a la sombra de tu madre.
Elena no podía dejar de mirar al nuevo profeta del arte moderno.
Un insecto atraído por la luz, así se sentía ella y lo peor, no lo podía evitar.
_ Pero yo no veo que destiles sufrimiento y feo eres un rato.
Una pequeña voz había surgido de la nada. ¡Laura! Elena no daba crédito. La ingenuidad de su hermanita a veces conseguía emocionarla (sobre todo si era para rebatir a ese engreído).
¡Ah! Pero hay gente con respuesta para todo. El gran maestro no estaba dispuesto a amilanarse.
_ Cuando alguien no sabe qué decir siempre echa mano del insulto. _ Y lo dijo tal cual, con ese tono tan sutil, tan… tan capaz de sacar de sus casillas a cualquiera. Bueno, a cualquiera menos a Laura.
_ Yo no te he insultado. Constato una realidad, eres muy feo.
_ Ni lo soy ni veo qué tiene que ver. Hablamos de arte.
_ Pues eso. Atormentada o no, una persona no puede crear nada bello a menos que lleve la belleza dentro y sobre todo que la reconozca. Tú eres feo y no lo ves.
_ ¿Tu hermana no se atreve a decírmelo y te manda a ti?
Cambio de estrategia pero…
¡Hasta ahí podíamos llegar!
Elena se acercó en dos zancadas y se encaró con el susodicho.
_ No, no la he mandado yo pero ha dicho exactamente lo que pienso. Venga vamos.
Sin más explicaciones, Elena cogió del brazo a su hermana y se la llevó de allí.
_ ¿Por qué? Me lo estaba pasando genial.
_ Porque no quiero que te quemes.
Elena no soltó a su hermana hasta que encontró de nuevo a Pablo apoyado en la barra y con una cerveza en cada mano.
_ ¿Dónde estabas? Ah, qué bien, has encontrado a Laura.
_ Oye, ¿cómo se hace alguien del Facebook?
_ ¿Qué?... Ya está, te quemaste.
_ ¿Te enfadas conmigo porque te digo que escribas un blog y ahora quieres entrar en Facebook?
Lo bueno de Laura es que nunca deja de sorprenderte. Da igual que te caiga bien o mal.