_ Mamá, ¿me puedes ayudar un momento?
_ Bien sûr, chérie.
Mamá dejó sus pinceles a un lado y se acercó a su hija.
_¿Tú cómo traducirías esto? _ Y le plantó una hoja delante de sus narices.
_ ¿Todo el folio?
_ No sólo esto, lo que está marcado en rojo.
Mamá lo leyó y sus mejillas se encendieron.
_Ay, Laura, no sé. Perdóname, hija pero es que tengo mucho trabajo.
Mamá intentó zafarse pero Laura le cortó el paso.
_ No seas así mamá, por favor. Ya sé que es un poco… un poco lo que sea pero es muy importante para mi.
_ ¿Esta es la novelita que tenías que traducir?
_ Sí y no sé muy bien qué he hecho mal.
_ ¿Tú cómo lo has traducido?
_ “ Mi mayor deseo es devorarte”
Mamá no sabía muy bien qué opción tomar e intentó ser lo más objetiva posible. Eso sí, armándose de valor. Por una hija lo que sea.
_ A ver, el problema... creo, eh... está en la forma, en el estilo, vamos.
_ Sí, eso me han dicho. ¿Tú cómo lo traducirías?
_ Pues algo así como “Yo lo que quiero es comerte la polla. “
Mamá lo soltó de golpe y sin respirar, a Laura por poco le da un sincope.
_ ¿Qué dices?
_ Es lo que pone ahí, ¿no?
_ ¿Pero tú lo dirías así?
_ Yo no he dicho eso en mi vida.
_ ¿Pero lo escribo así?
_ Es lo que pone.
_ Vale.
_ La próxima vez le preguntas a tu hermana, por favor.
Mamá volvió a sus quehaceres artísticos y Laura salió de la casita sumida en sus pensamientos y en el nuevo reto.
Nunca más se habló de este tema.
Bueno, esa fue la primera experiencia de Laura con la literatura en general y la erótico-festiva en particular. Al final no lo hizo del todo mal. Por suerte, su jefe se dio cuenta con este incidente hacia donde podía encaminar el talento de su empleada.
Así que Laura lleva tres años traduciendo novelas rosa (más o menos sensuales pero poco explícitas) y le va bastante bien. Por lo menos no le falta trabajo.
Al abrir el pen-drive, Laura movió el cursor hasta el documento “A Flor De Piel” y pinchó.
La novela que estaba traduciendo en la actualidad distaba mucho de esa primera experiencia. Su jefe había dado en el clavo. Esto era realmente lo suyo y se movía como pez en el agua.
“… El rumor de las olas del mar enturbiaban aún más su recién descubierta emoción. Sus sentimientos ya no tenían cabida en un único cuerpo y parecían querer escapar por cada poro de su piel. Pero el miedo a lo desconocido sobrevolaba su alma y le impedía dar el paso hacia la felicidad anhelada…”
Laura trabajó hasta tarde.
Elena también.
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